Capítulo 4- Si tú no crees en tí mismo nadie más lo hará
Eyquel y la chica estaban en la habitación, ambos estuvieron dos días
durmiendo y cuando Eyquel despertó ella seguía durmiendo, pero despertó apenas
Eyquel tomó el cristal con sus manos, los padres de Eyquel también estaban ahí,
fue el padre de Eyquel el que tomó el cristal con una tela y lo guardo junto a
Eyquel. Todos exigían respuestas, y era hora de recibirlas y así la chica
comenzó a hablar.
-Mi nombre es Lezia, todo lo que les voy a contar es una larga historia, así
que tengan paciencia.
Existen dos mundos, este al que ustedes perteneces y otro llamado La tierra,
existe un destino para cada uno de los mundos, uno es el destino mágico donde
la magia y la naturaleza controlan al hombre pero estos viven y el otro es el
destino tecnológico donde los humanos destruyen la naturaleza, lo dominan todo
pero al final causan su autodestrucción- contaba la joven, Eyquel y su familia
aún están perplejos al ver que la joven esté despierta y siguen sin creer aquel
momento donde vieron una gran demostración de fuerza y velocidad, su voz era
como la dulzura de una cereza y sus ojos de rosado color le daban un toque especial,
Eyquel estaba maravillado y prestaba mucha atención mientras la joven proseguía
su historia -La tierra estaba destinada al destino mágico mientras que ustedes
debían de sufrir el destino tecnológico, pero los humanos del otro mundo se
rehusaron a la magia e iniciaron una guerra, al final de la guerra ellos
desterraron la magia y se hicieron con el destino tecnológico, el cual los
llevó a su propia destrucción y dejaron de existir, la magia tras miles de años
llegó a este mundo, así que ustedes que estaban condenados a destruirse a
ustedes mismo con el avance tecnológico ahora su destino pasa a ser el mágico,
el árbol de la última vez era solo el comienzo, pronto muchos más despertarán,
el cristal solo aceleraría el proceso pero tienen que entender que la magia
pasará a dominar este mundo ahora- tras decir estas palabras todos estaban
perplejos, sin importar que intentaran el bosque se levantaría eventualmente y
sería el fin de todos, el simple pensamiento de que su existencia estaba
condenada a la muerte desde el inicio de los tiempos era abrumadora, y saber
que ahora vivirán pero seguirán condenados, y entonces la joven prosiguió -La
naturaleza cobrará vida y tomará control del hombre, peor ahora pasaré a
explicar el cristal. La noche que cayó fuego del cielo esos eran los cristales,
cada cristal le da a una persona el poder de hacer magia y también le da el
control sobre un familiar tras derrotarlo, cada cristal tiene un guardián a su
lado- La joven mira a Eyquel fijamente -Tú tomaste el cristal sin enfrentarme,
y ahora el cristal te es inútil y yo estoy atada contigo- dijo con furia, peor
Eyquel no entendía exactamente lo que ella quería decir, y Lezia tras ver la
cara de incomprensión de Eyquel decidió explicarle mejor y así continúo
hablando -No todos los humanos pueden hacer magia, solo ciertas personas pueden
hacer y si desean un cristal deben vencer al guardián de ese cristal, y solo
aquellos que tengan la capacidad de usar magia serán capaces de ganar- en ese
mismo momento Eyquel la interrumpe -Pero tú estabas dormida y no había forma de
despertarte-, Lezia mira a un costado con timidez y vergüenza y entonces admite
-Soy muy perezosa por lo tanto me dormí- inmediatamente, con una cara de no
poder creérselo Eyquel le grita –Entonces es tu culpa que no puedas estar despierta-
ambos comienzan a discutir –Soy un familiar defectuoso, no puedo efectuar magia
y tampoco tengo habilidades especiales, y como si fuera poco no gano energía al
dormir, por eso es que tú usando el cristal el cual es la unión entre el mago y
el familiar me pasas tú energía y por eso es que puedo estar despierta-. Lezia
tras decir tristemente estar palabras comienza a llorar, para ella era un gran
dolor ser un familiar sin habilidades que no pudo proteger su cristal y ahora
estaba atada a una persona normal incapaz de usar magia, pero entonces unos
brazos la rodean y se sorprende, Eyquel la estaba abrazando tenía los ojos llorosos y le susurró en el
oído –Lezia, nunca vuelvas a decir algo así, no eres para nada defectuosa
salvaste mi vida y la de todo el pueblo al derrotar al árbol ayer, eres más
rápida y fuerte que cualquier persona que conozca, y ni mencionemos tu
increíble belleza, así que no te atrevas a decirme nunca más que eres una
persona defectuosa, si es por mi energía no te preocupes, me aseguraré de que
siempre tengas parte de mi energía, quizás
no pueda usar magia como tú dices pero aun así no soy mala persona, y
encontraré alguien capaz de usar magia a quien entregarle el cristal, ¿así
serás feliz verdad?- Eyquel se paró y le extendió una mano para ayudarla a
levantarse ya que ella se sentó en el piso a llorar.
Lezia comenzó a llorar como nunca, la inútil persona que ella odiaba la había hecho
sentir feliz, Lezia sabía que una vez una persona consigue el cristal está
atado al familiar por siempre pero ella decide omitirle ese detalle a Eyquel y
le extiende la mano para que este la ayude a levantarse, porque ella vio en
esos ojos de joven soñador una persona que quizás no era capaz de usar magia o
de pelear como un gran guerrero, pero eran los ojos de una persona que lo daría
todo por cumplir sus metas y promesas.
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