domingo, 17 de febrero de 2013

Capítulo 3



Capítulo 3-A veces solo nesecitamos amar algo para darnos cuenta de lo hermosa que es la vida.
El sol se ocultaba a lo lejos tras los interminables árboles que formaban el bosque, los habitantes del pueblo estaban junto al río presenciando algo que nunca creyeron que podría existir, un árbol que caminaba y hablaba y además odia a los humanos y principalmente a los leñadores, en ese mismo instante tenía en su mano a Eyquel un simple joven leñador, pero el árbol tenía otros motivos para estar lastimando a ese joven ya que ese simple joven había encontrado un artefacto que básicamente portaba magia y eso causó que el árbol despertara y ahora lo quiere para despertar al resto de los árboles y acabar con el pueblo que tanto tiempo los han hecho sufrir.
Eyquel cada vez estaba más cansado, perdía todas sus energías y estaba a punto de caer dormido, el árbol quería la gema y por eso Eyquel había logrado llevar su mano al bolsillo para intentar sacar la gema y tirarla al río pero no podía sacar su mano por estar apretado por las raíces que formaban la mano del árbol, eso causó que su mano estuviera en contacto con la piedra por mucho rato causando que su energía fuera succionada.
Ninguno de los aldeanos podía hacer nada para ayudar, ninguno tenía la fuerza o los medios para acabar con un árbol que puede devolver el golpe, la madre de Eyquel lloraba mientras veía como su hijo estaba al borde de la muerte, y su padre contenía su furia interior causada por la impotencia de no poder hacer nada, de repente mira hacia atrás para ver una mujer viniendo a enorme velocidad, gran cabello rojo y un vestido que reconocía, era la mujer que dormía en la casa, la habían encontrado con sus ropas rotas así que la madre de Eyquel la cambió y le puso un simple vestido de color azul y blanco y bastante cómodo por eso se lo puso para que durmiera y gracias a eso ella podía correr con facilidad, pero tenía una velocidad nunca antes vista –Esa es mi hacha- exclamó el padre de Eyquel al ver que ella venía con su hacha de leñador que estaba en su casa, con su velocidad llegó sin problema al pie del árbol, preparó el hacha y le dio un gran golpe que hizo que pedazos de madera salieran volando, nunca antes nadie había visto un golpe tan fuerte, era como la fuerza de dos grandes hombres en una pequeña mujer de un metro sesenta.
Para los árboles un simple golpe era un eterno dolor y este golpe valía por dos por la extrema fuerza de la mujer, el árbol grita de dolor y suelta a Eyquel pero la joven suelta el hacha y lo agarra antes de que tocara suelo y rápidamente se aleja del árbol antes de que este contraataque, deja a Eyquel un poco más lejos de la multitud fuera del alcance del árbol y le dice –No sueltes esa piedra por nada del mundo, espera aquí-, Eyquel estaba muy cansado y hasta se puso pálido, la piedra le succionaba toda energía y vida dentro de él, lo que más quería era tirarla lejos pero esa mujer había despertado y sabía de la piedra, además de que lo había salvado así que lo menos que podía hacer era obedecerla al menos por un rato, y con el esfuerzo de mantener los ojos abiertos y no desmayarse Eyquel vio como ella comenzó a correr hacia el árbol a una gran velocidad.
Ella tomó el hacha que estaba en el suelo y volvió a golpear al árbol con todas sus fuerzas, el árbol no podía razonar por el dolor así que comenzó a tirar golpes y patadas al azar pero ella era muy rápida y podía esquivar todos eso golpes con facilidad, entonces uno de los puñetazos del árbol se entierra en el suelo y ella comienza a trepar su brazo, el árbol la ve y reacciona con mucha furia pero antes de poder siquiera reaccionar ella lanza el hacha la cual acierta el ojo de la criatura, entre sus gritos el árbol arranca su brazo del suelo pero la pelirroja logra aterrizar sin problemas y ve como el árbol se retuerce de dolor y cae al río, y entonces cesó todo movimiento, cuando todo se tranquilizó ella soltó un gran suspiro, y mira hacia donde había dejado a Eyquel y le grita –Ya puedes soltar la piedra- y Eyquel quién estaba muy sorprendido por todo lo sucedido, casi paralizado del shock, lentamente deja la piedra caer de su mano y sus últimas fuerzas desaparecen cayendo en un profundo sueño, inmediatamente lo mismo le pasa a la joven que había derrotado a la horrible criatura y salvado el pueblo.

¿Sabías que en el mundo en el que se basa esta historia no existe pizca de magia? por si no había quedado claro, es un mundo prácticamente idéntico a lo que conocemos como la época medieval

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